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Saranyana Josep Ignasi La Filosofia Medieval

1. Período patrístico

Por "período patrístico" se entiende el lapso de casi siete siglos comprendido entre la muerte del último de los Apóstoles de Jesucristo, acaecida hacia el año 100 de nuestra Era, y el comienzo de la Edad Media (hacia el 750). En ese tiempo histórico, coexistieron los últimos brotes de la filosofía antigua (platonismo medio y neoplatonismo) y la primera andadura filosófica practicada por pensadores cristianos. La denominación del período tiene su origen en la historiografía cristiana, y se basa en el hecho de que muchos de los escritores cristianos de ese tiempo han recibido el título de Padres de la Iglesia.

 

Za "patristické období" se má období, na které se vztahuje téměř sedm století od smrti posledního z apoštolů Ježíše Krista, k němuž došlo kolem roku 100 našeho letopočtu, a na počátku středověku (kolem 750). V této historické době, koexistovaly s posledními ohnisky antické filosofie (střední platonismus a neoplatonismus) a první filozofická cesta praktikována křesťanskými mysliteli. Pojmenování pochází z doby křesťanské historiografie, a je založeno na skutečnosti, že mnoho křesťanských spisovatelů té doby obdrželo titul otcové církve.

 

2. Etapas del período patrístico

Los primeros siete siglos de filosofía cristiana suelen dividirse en tres etapas: a) desde los albores del siglo II hasta el Concilio ecuménico de Nicea (año 325); b) desde Nicea al derrumbamiento del Imperio Romano de Occidente (año 476); c) desde comienzos del siglo VI hasta mediados del siglo VIII. Esta última etapa constituye, en el Occidente europeo, la transición a la Edad Media, y se caracteriza por el renacimiento de la cultura grecorromana, esta vez injertada en el tronco germánico. Hubo, pues, desde el siglo VI, una importante patrística franca y una rica patrística hispanovisigótica y lusa. Mientras tanto, el Imperio Romano de Oriente resistía los embates de godos, persas y árabes, hasta su total destrucción por los turcos otomanos, en 1453; y en él se continuaba la tradición filosófica del helenismo, más o menos cristianizado.

 

První období sedmi století křesťanské filozofie je často děleno do tří fází: a) od počátku druhého století do Ekumenického koncilu v Nicai (LP 325); b) od Nicei k rozpadu Západořímské říše (LP 476); c) od počátku šestého století do poloviny osmého století. Tato poslední fáze je v západní Evropě, přechod do středověku, a je charakterizována obnovou řecko-římské kultury, tentokrát naroubována na germánský kmen. Byla tedy od šestého století, důležita patristika franská a bohatá patristika hispanovisigoticka a portugalská. Mezitím, Východní římská říše odolala náporu Gótů, Peršanů a Arabů, až do jejího zničení osmanskými Turky v roce 1453; a v něm pokračovaly filosofické tradice helenismu, více či méně christianizovaného.

 

3. Qué se entiende por "Edad Medía" en la historia de la filosofía

Tradicionalmente, la expresión "Edad Media" ha designado el período de siete siglos, que se extiende desde la irrupción del Islam en Hispania y las Galias, en el siglo VIII, hasta mediados del XV, en que cayó Constantinopla en manos de los otomanos; o bien el período de más de ocho siglos, que abarca desde el cambio de dinastía franca, en el 750, hasta comienzos del siglo XVII, incluyendo, por tanto, como su etapa final, el siglo de filosofía renacentista y tridentino-barroca.

Co se rozumí pod pojmem "raného středověku" v dějinách filozofie?

Tradičně, termín "středověk" určuje sedm století, sahající od příchodu islámu v Hispánii a Galii, v osmém století do poloviny patnáctého, kdy padl Konstantinopol do rukou Otomanů; nebo období více než osm století, od změny dynastie franské, v roce 750, až do počátku sedmnáctého století, včetně, a proto, jak v konečné fázi, v století tridentské-renesanční a barokní filozofie.

En todo caso, la mayor o menor extensión concedida a la Edad Media depende de cómo se valoren las filosofías griega, medieval y moderna, juicio fuertemente influido por los criterios que estableció la Ilustración. Por ejemplo, algunos historiadores de la filosofía han ampliado la duración de los tiempos medios hasta el fin de las guerras de religión, que se zanjaron con la paz de Westfalia, en 1648, coincidiendo con el triunfo de la revolución capitaneada por el puritano Oliver Cromwell, en Inglaterra, y con los orígenes del predominio francés, en la Europa continental. En este caso se tomaría como criterio que la filosofía moderna habría comenzado cuando la filosofía pudo desprenderse de la "ganga", se dice, de la religión. Todo lo anterior no sería filosofía "científica", sino teología. Tampoco lo griego del período presocrático sería propiamente filosofía, sino sólo mito.

El mismo nombre de media aetas tampoco es neutro; es portador de importantes prejuicios. El origen del sintagma remonta al siglo XV. El calificativo de media tempestas fue empleado por vez primera en 1469 por Juan Andrea de Bussi, obispo de Alería. Su uso se generalizó, con connotaciones más o menos peyorativas, a lo largo del siglo XVI, y fue aceptado incondicionalmente por muchos historiadores hasta bien entrado el XIX. Designaba, por lo general, un período intermedio, oscuro e inculto, que separaría el humanismo antiguo o clásico del humanismo moderno, y que habría supuesto el triunfo del estilo gótico, o sea, del modo de vida bárbaro.

En consecuencia, la Ilustración tuvo una concepción muy negativa de la filosofía medieval, es decir, de la filosofía de esos siglos medios. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, por ejemplo, en la Introducción a sus Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, pronunciadas por última vez en 1831, estimaba que "sólo cabe distinguir, en rigor, dos épocas de la historia de la filosofía: la filosofía griega y la filosofía germánica. [...] El mundo griego desarrolló el pensamiento hasta llegar a la idea; el mundo cristiano-germánico, por el contrario, concibe el pensamiento como espíritu". Por consiguiente, "la historia de la filosofía se divide en tres períodos: el de la filosofía griega, el de la filosofía del período intermedio y el de la filosofía de la época moderna". Establecida la división, Hegel concede sesenta y cuatro páginas al período medieval, que abarca unos mil años, incluyendo tanto las filosofías de los árabes y de los judíos (aunque a estos últimos apenas dedica un pá- rrafo), como la filosofía escolástica cristiana. A la griega, en cambio, le pro- porciona 680 páginas. A la moderna, es decir, a la filosofía germánica, 318 páginas. A estas 318 páginas habría que añadir un capítulo dedicado al "re- nacimiento de las ciencias", fundamentalmente centrado en el siglo XVI.

Afortunadamente, los prejuicios ilustrados respecto al período medieval y, en concreto, con relación a la especulación llevada a cabo por los cristianos, comenzaron a cambiar con el romanticismo. De todas formas, todavía Wilhelm Dilthey (1833-1911) dedicaba escasísimo espacio, en sus lecciones de Historia de la Filosofía, inéditas hasta 1949, a la filosofía cultivada entre el año 500 y el año 1350: sólo unas diez páginas de sus apuntes, frente a las noventa páginas empleadas en la exposición de la filosofía grecolatina, y las 180 páginas dedicadas a la filosofía del Renacimiento (principalmente lute- rano) hasta finales del siglo XIX.

Los primeros historiadores racionalistas que se aplicaron, en el siglo XIX y XX, a recuperar el legado filosófico medieval (Víctor Cousin, Jean-Bar- thélemy Hauréau, Francois Picavet, Léon Gauthier y Émile Bréhier) conside- raron que lo propio de la especulación escolástica medieval fue su desarrollo bajo la tutela de la Iglesia. Esto habría supuesto, según ellos, un aspecto ne- gativo y otro positivo. El negativo sería haber paralizado el esfuerzo filosófico, al vincular la libertad de investigación a una verdad heterónoma, de origen divino, dispensando al hombre de un esfuerzo personal serio por resolver racionalmente muchos misterios. Desde su perspectiva positiva, los citados historiadores apreciaron la aparición, en la Edad Media, de la especulación religiosa, es decir, de la ciencia teológica, a la que respetaban, aunque no la consideraban propiamente filosófica ni, en última instancia, rigurosamente científica.

Paralelamente, un grupo de historiadores católicos (Albert Stockl, Joseph Kleutgen, Salvatore Tálamo y, más tarde, Franz Ehrle, Clemens Baeumker, Pierre Mandonnet, Maurice de Wulf y Martin Grabmann), oponiéndose a los puntos de vista de los historiadores racionalistas, distinguieron un movimiento filosófico medieval auténtico, distinto del movimiento teológico me- dieval.

La posición de Étienne Gilson, a la que nos referiremos en el § 5, infra, se situó en una posición intermedia. Por una parte consideró que los medieva- les (Alberto Magno, Buenaventura, Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y tantos otros) fueron verdaderos filósofos. De otra parte, estimó que lo fueron en un sentido un tanto especial, pues fueron "filósofos cristianos", por la fecundante influencia de la Revelación. Fernand Van Steenberghen distinguió, a su vez, entre dos modos de hacer filosofía: una "philosophie enga- gée" (una filosofía comprometida), en la que intervienen los elementos característicos de la Weltanschauung o Lebensanschauung del filósofo; y de otra, una filosofía técnica o en sentido estricto, en la que no influyen las cir- cunstancias del filósofo, como es el caso, se ha dicho, de Aristóteles o de Husserl. El prejuicio ilustrado rechazaba, precisamente, la condición filosófica de los filósofos cristianos, por considerar que sólo era verdadera filosofía aquella que supuestamente se realizaba al margen de cualquier "situación" o contextualización. Van Steenberghen ironizaba sobre tales planteamientos, puesto que también Descartes, Leibniz, Kant, Hegel o Bergson filo- sofaron influidos por el cristianismo...

 

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